La instalación de climatización en la vivienda (ya sea
calefacción, aire acondicionado o ambos sistemas) se divide en varias zonas
independientes de regulación y programación.
Cada zona definida en la vivienda tiene requisitos de uso o
condiciones térmicas distintas, que hacen conveniente que sea gestionada de
forma diferente por el sistema domótico. Esta gestión por zonas puede
realizarse siguiendo una misma programación para cada una de ellas, o bien
controlándolas de forma independiente, incrementando, con ello, las
posibilidades de uso y confort para el usuario.
Los criterios seguidos para definir la zonificación de la
vivienda pueden ser variados. De entre los posibles, los más habituales son los
dos siguientes:
_ el uso dado a las dependencias, creando lo
que se denomina como zona día (uso
habitual durante el día como el comedor, el salón, etc.) y zona noche (habitualmente
limitada a las habitaciones); y
_ la orientación de la vivienda, considerando
los aportes energéticos solares, creando las dos zonas siguientes: la zona norte (estancias no expuestas
a la radiación solar) y la zona sur (con incidencia solar).
Beneficios: Incremento
del grado de confort al asegurar la temperatura deseada por el usuario en cada
una de las zonas disponibles.
Asociadamente, esta aplicación permite también reducir el consumo
de energía al incrementar la eficacia global de la instalación. Sólo se
climatizan aquellas zonas de la vivienda que son necesarias. Es importante
pensar que en instalaciones de climatización sin zonificación, algunas
estancias de la vivienda pueden climatizarse excesivamente como consecuencia de
su tamaño, orientación, uso, etc., ocasionando una reducción del confort para
el usuario.
Así mismo, otras estancias de la vivienda pueden climatizarse por
defecto, es decir, sin alcanzar la temperatura deseada, produciéndose la misma
situación.
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